Aunque cuando hablamos de BIM nos referimos al acrónimo de Building Information Modeling (modelado de información en la construcción) el alcance de sus aplicaciones podría permitir la licencia de cambiar esa “M” final de “Modeling” por “Management” por cuanto supone una auténtica revolución en la gestión global y profunda del proceso de proyecto.
![]() |
Construcción del puente sobre el río Almonte |
No se trata de calcular más cosas sino de cambiar la filosofía a la hora de concebir un proyecto, desde el diseño, la planificación de costes, los recursos humanos o la gestión energética. Todo lo relacionado con la vida útil del proyecto, incluso, lo que se refiere a la gestión de proveedores, las certificaciones de calidad o los aspectos que deban ser tenidos en cuenta a la hora de realizar futuras remodelaciones, tiene cabida en este marco de trabajo integrado que evoluciona a tiempo real con el avance de la obra.
Aquellos que estudiamos ingeniería o arquitectura hace años comenzamos diseñando nuestra idea sobre papel y así, partiendo de un croquis que alcanzase a cubrir el objetivo pretendido, se llegaba a un resultado delineado con todos sus detalles y anotaciones de rigor que se realizaban con esmero usando un sinfín de útiles de trazado. La figura del delineante proyectista resultaba crucial para el buen desarrollo del proyecto pues cada error o modificación implicaba bucear en una maraña de dibujos que se propagaban de plano a plano. Este factor de diseño encauza un flujo de trabajo centrado en el dibujo y encorseta enormemente el margen de maniobra del proyectista pues cualquier modificación acarrea un trabajo enorme para actualizar todas las tareas vinculadas. De esto saben muchos quienes trabajan en las grandes estructuras y en el trazado de carreteras. ¿Quién no hubiera deseado antes de que la retroexcavadora hubiera hundido su cuchara en la primera zapata haber comparado un centenar de posibles disposiciones de pilares, de ubicación de escaleras y huecos de paso, de recorridos…? Pero las obras no se hacían así. Se partía del cálculo, sí, pero también de la intuición tras recabar tantos datos preliminares como era posible (a veces ni siquiera era posible porque no se conocía ni el uso que acabaría teniendo).
La experiencia cincelaba al proyectista que aprendía más de los fallos cometidos en cada nuevo proyecto que de las decenas de normas de referencia cambiante que había que aplicar para cualquier minúscula tarea.
La llegada del CAD, acrónimo de Computer Aided Design (diseño asistido por computador) supuso un salto cuantitativo más que cualitativo para los técnicos pues sirvió para dotar a la oficina técnica de una serie de herramientas computacionales que ahorraban trabajo y tiempo y mejoraban la calidad de la información gráfica haciendo las instrucciones más entendibles. En realidad, se seguía trabajando de la misma forma, pasando un concepto tridimensional a información gráfica en 2 dimensiones pero, claro, de forma mucho más ágil pues copiar y pegar bloques de contenido y detalles de ejecución era realmente fácil ya que podían encontrarse en librerías de marcas comerciales, o fruto de elaboración propia, o en fuentes de uso público o, incluso, se podía adquirir de empresas especializadas que hicieron de este trabajo su negocio. De cara a la oficina suponía un increíble ahorro de costes en mano de obra. Computar superficies o volúmenes de recintos era mucho más ágil y se afinaba el proceso de medición con las exportaciones a otros programas de presupuestos (que por aquel entonces eran meras tablas de cálculo con cuadrículas configurables y una horrorosa interfaz monocromática que distaba mucho de las modernas presentaciones).
Incluso cuando el CAD da un salto al proyectismo tridimensional lo hace desde una visión de tercera dimensión orientada a la visualización más que como una forma de conceptualizar el diseño estructural global de un proyecto. El sector estaba necesitado de ir más allá del mero fotorrealismo vectorial para pasar a un trabajo realmente integral.
La inclusión en el mercado de software de cálculo de estructuras e instalaciones, esas maravillosas cajas negras donde se creaba un input de datos y se obtenía un output de resultados en base a unas premisas más o menos editables de nuestras hipótesis, supuso un nuevo empujón a la figura del calculista especializado porque estos se cruzaban en el mercado con otros tres tipos de operadores, a saber:
- El ingeniero acostumbrado a obra que dominaba la fase de ejecución y las duras condiciones del tajo pero que se había subido al tren del cálculo computarizado (fuera eso lo que quisiese que fuera) a pie cambiado y cuya única pretensión era conseguir que el programa arrojase el dato que sabía de antemano que debía salir (haciendo lo que fuera necesario en las opciones del programa). Algo así como tirar la flecha y luego pintar la diana.
- El ingeniero superviviente de la transición tecnológica que ha sido capaz de manejarse en el mundo del cálculo a la par de hacerse con las nuevas herramientas informáticas.
- El ingeniero que se ha especializado en las herramientas computacionales y se ha olvidado (o, peor aún, desconoce) que luego hay que ejecutar el diseño creando conflictos estructurales, aberraciones en los pasos de instalaciones, soluciones irrealizables en obra…, pero que defiende a capa y espada sus resultados porque el programa lo da por bueno.
Como se ve, la figura del calculista formado es extremadamente importante en obras de cierta relevancia y el resto de operadores han tenido que buscar acomodo en proyectos de menor entidad o cambiar el tercio y fugar hacia otros sectores menos exigentes.
El BIM también ha llegado a implantarse en los proyectos más ambiciosos de trazados de vías de comunicación gracias a la reconceptualización del trabajo de diseño y de campo. En la gráfica del arquitecto Patrick MacLeamy, quien fue CEO de la empresa HOK de arquitectura, ingeniería y planificación, puede apreciarse el porqué de esta fabulosa expansión.
En la fase de diseño realizar cualquier cambio sustancial en la obra supone un reducido coste (curva 2) para el departamento siendo su capacidad de influencia (curva 1) muy alta en este período. Conforme se avanza en la ejecución del proyecto realizar cambios supone un esfuerzo agotador que consume recursos y se traduce en horas de trabajo y mano de obra. La gráfica, que analiza un caso típico de avance de un proyecto de nueva carretera, pone de manifiesto que el punto de máximo esfuerzo para el trabajo tradicional de modelo basado en diseño (curva 3) abraza el período donde la influencia de los cambios de oficina técnica resulta más bajo a cambio de elevarse el coste de los mismos. Se desprende de la curva 4 que emplear el modelo BIM traslada el nudo de efectividad hacia la zona de diseño donde es mayor el margen de maniobra y menor su coste.
![]() |
Gráfico de P. MacLeamy |
Una de las principales ventajas del BIM es que se imita el proceso real en que se construye un proyecto permitiendo una conceptualización más lógica, más natural, poniendo de manifiesto los potenciales problemas que puedan presentarse en cada avance, adelantándose a interferencias que no serían detectables fácilmente hasta que las partidas de obra coincidiensen. Algo que lo diferencia drásticamente con otros sistemas es que las entidades que se emplean son elementos reales de construcción, con propiedades físicas y mecánicas, con uniones ejecutadas de tal o cual manera que supone ir más allá de una mera unión bidimensional con un detalle de juntas. Solo contando en la fase de diseño ya se aprecia el cambio metodológico pues se pueden coordinar todos los lotes de trabajo en un diseño centralizado, un modelo virtual que irá anexando las partes que cada participante, especialista cada uno en su área, vaya aportando al conjunto. Desde aquí, se pueden crear líneas independientes de trabajo que satisfagan los diferentes flujos de obra con la generación de planos, mediciones, actas de obra, acceso a datos colaterales (controles de calidad, certificaciones, revisiones, visitas a obra, control de operarios, lotes, historial de trabajos y cambios, memorias de calidades…) que suponen una fabulosa optimización del tiempo y los recursos disponibles.
La revolucionaria visión de este método incluye la capacidad de interactuar con las diferentes secciones del proyecto permitiendo la concordancia de distintas empresas con un control de solapes y holguras temporales rigurosos.
Ni que decir tiene la ventaja que supone al tratar de vincular estaciones de trabajo en diferentes puntos del planeta. Pongamos por ejemplo una megaconstrucción civil que requiera el trabajo de equipos especialistas de varios países como ha ocurrido en la construcción del complejo Palm Islands, un miniarchipiélago de islas artificiales en Dubai, en Emiratos Árabes, que incrementará su línea de costa en 520 km y que albergará uno de los mayores centros de comercio conocidos. Allí se simultanearon fastuosos trabajos cartográficos por satélite con estudios hidráulicos, portuarios, de obra civil, de carreteras y accesos, arquitectónicos, de instalaciones…, donde cada minúscula parte de trabajo ya era un reto en sí mismo.
Un trabajo que opera con la tecnología BIM asegura una operatividad entre departamentos y una definición de roles y responsabilidades que permite tener una clara estructura de funcionamiento. Al mismo tiempo la comunicación en la toma de decisiones emplea información gráfica, de materiales, administrativa… de tal forma que un cambio consensuado se propaga de inmediato a todas las áreas implicadas, incluso, a nivel de grafismo facilitando la detección de errores, retrasos en los plazos o posibles afectaciones económicas en las partidas. Además, supone para los promotores un medio ágil y comprensible de conocer el avance del proyecto (BIM as built). Tal es el nivel de proyección de estas herramientas que se están unificando la mayoría de los protocolos de trabajo a partir de normativas ISO:
BS EN ISO 19650-1: Organización y digitalización de la información relativa a trabajos de edificación y de ingeniería civil, incluyendo BIM. Parte 1: Conceptos y principios (Concepts and Principles)
BS EN ISO 19650-2: Organización y digitalización de la información relativa a trabajos de edificación y de ingeniería civil, incluyendo BIM. Parte 2: Fase de producción de los activos (Delivery phase of the assets)
ISO 29481-1:2016 Building information models - Information delivery manual
ISO 29481-2:2012 Building information models. Information delivery manual. Part 2: Interaction framework
ISO 16757-1:2015 Data structures for electronic product catalogues for building services. Part 1: Concepts, architecture and model
ISO 12006-2:2015 Building construction. Organization of information about construction works. Part 2: Framework for classification
ISO/TS 12911:2012 Framework for building information modelling (BIM) guidance
ISO 22263:2008 Organization of information about construction works. Framework for management of project information
En España, desde 2015, ya se cuenta con una comisión con 5 grupos de trabajo que pretende establecer la estrategia de implantación progresiva del BIM y su conexión en el ámbito internacional a través de entidades universitarias, patronales y colectivos de profesionales. Es una nueva forma de entender la planificación de proyectos pero el futuro augura un vuelco claro hacia esta sinergia de estrategias por lo que… estudiantes y técnicos de toda clase y condición, no queda otra que reciclarse.
Autor: Javier Luque.
Imágenes:
Cabecera: Autor: Alonsoquijano . A-66. Construcción del puente sobre el río Almonte.
https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:A66._Construcci%C3%B3n_del_puente_sobre_el_r%C3%ADo_AlmonteRetoc.JPG
Gráfica: María J. Rojas,1 Rodrigo F. Herrera [et al.] BIM Use Assessment (BUA) Tool for Characterizing the Application Levels of BIM Uses for the Planning and Design of Construction Projects. https://doi.org/10.1155/2019/9094254
Palm Island: NASA. Commander Leroy Chiao from the International Space Station in 2005. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Palm_Island_Resort.jpg
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estés o no de acuerdo conmigo, estoy seguro de que encontrarás la forma de comentar con respeto y buen talante.