viernes, 8 de noviembre de 2019

Pagar luz incluso sin tener consumo eléctrico.


Cada vez que pulsamos un interruptor de luz o conectamos un dispositivo eléctrico somos un poco más pobres. Hacia el final del artículo verás cómo se las arreglan las eléctricas para que no nos dejen pagar poco por la energía que necesitamos.



La energía es un bien necesario pero, también, es un valor de mercado, una fuente de ingresos segura para grandes compañías explotadoras y una vía fácil de conseguir un suplemento impositivo. Cuando oímos que «sube la luz» distintos mecanismos mercantiles y energéticos han sido pulsados creando como consecuencia este escenario que no afecta de la misma manera a todos los consumidores.
En primer lugar hemos de distinguir entre dos variables bien conocidas por todos que se encargan de poner precio a un bien, la oferta y la demanda. Los demandantes somos todos los usuarios de energía en cualquiera de sus formas y quienes tiramos de contador cuando ponemos la calefacción eléctrica en invierno, la refrigeración en verano, cocinamos en nuestras cocinas eléctricas, cargamos nuestros móviles, ordenadores o coches y un sinfín de tareas que tienen la mala costumbre de costar dinero cada vez que funcionan.

Los oferentes son las compañías eléctricas encargadas de inyectar a la red eléctrica la energía necesaria en cada instante para cubrir las necesidades de los abonados.

Aparte de estos dos actores principales encontramos los organismos reguladores del sector:

- Ministerio de Industria, Turismo y Comercio encargado de gestionar el mercado mayorista al que deben ofertar su producción la totalidad de las empresas generadoras.
- Comisión Nacional de la Energía encargada de realizar la coordinación técnica necesaria para equilibrar en cada instante la balanza entre demanda y oferta
- Consejo de Seguridad Nuclear que es un ente de Derecho Público independiente de la Admón. General de Estado que se rige por su Estatuto y establece las medidas de prevención y corrección vinculadas a la energía nuclear y emergencias radiológicas
- Operador  del Mercado Ibérico (OMI).  En el polo español (OMIE) se encarga de recibir las ofertas de venta emitidas para cada período de programación de los participantes del mercado diario de energía eléctrica, recopila los datos vinculados a dicha energía para considerarla en la casación de ofertas de venta y adquisición partiendo de la oferta más barata hasta igualar la demanda. Liquida los pagos y realiza los cobros de servicio y de gastos vinculados.
- Operador de Sistema (Red Eléctrica Española  o REE). Se encarga de asegurar la continuidad y seguridad de las redes de suministro eléctrico en nuestro territorio coordinando el sistema de generación y transporte.

Todos los puntos citados parecen entenderse por sí mismos pero hay un factor clave vinculado al OMIE que incide directamente en nuestra factura o, más concretamente, en la parte de factura que no se destina a impuestos y gravámenes, el consumo. Permítaseme un inciso en este momento para aclarar lo que en muchas ocasiones se escucha acerca de cómo poder ajustar el consumo de forma más eficiente invirtiendo (esta palabra es clave) en electrodomésticos de clase más elevada, adquiriendo viviendas de mejor calificación energética, comprando lámparas de bajo consumo, apagando todo lo que no necesites al instante, incorporando dispositivos telemétricos de consumo a tiempo real o descargándote Apps que te avisarán de cuándo es más barata la energía. Todo esto está muy bien y quitará un pellizco al recibo pero una parte muy importante seguirá pagándose, incluso, sin tener consumo alguno.

Si estudias tu factura encontrarás el término fijo de potencia correspondiente a la potencia que reservas a la compañía para que la tengas disponible en cualquier momento. En realidad es algo más que reprochable ya que el Gobierno dedica más de 500 millones de euros cada año a la ininterrumpibilidad del servicio, es decir, paga a las grandes empresas productoras por si en momentos de picos de consumo tuvieran que dejarlas sin suministro (cosa que nunca ha ocurrido).

Otra cosa es la energía consumida que es la cantidad que realmente has empleado en abastecer tus necesidades energéticas y que supone, paradójicamente, un porcentaje menor de tu factura. Aquí la comercializadora escogida por el usuario multiplicará los kWh consumidos por el precio de cada kWh (este factor es fundamental en las subidas diarias de la luz que ahora veremos).  Ambos términos ya incluyen la cuantía de peaje que es el coste que tiene la comercializadora de turno por usar las redes de la distribuidora (aunque sea de su propia empresa matriz).

A fecha de 2018 el ministerio para la Transición Ecológica, previo acuerdo de la comisión delegada del gobierno para asuntos económicos, dictó las disposiciones para establecer los costes de peajes de acceso en 2019. Aquí, el lobby energético estuvo fino porque la comercializadora que usan mayoritariamente los usuarios de una zona es la filial de la distribuidora de referencia (Endesa Energía y Endesa, Iberdrola Generación e Iberdrola, Gas Natural Comercializadora y Gas Natural…) y en muchos casos las redes están plenamente amortizadas aunque, bien es cierto, deben realizarse ampliaciones y gestiones de mantenimiento pero, claro, eso, también se cobra en la factura. Aquí puedes consultar el listado de comercializadoras  con las que puedes contratar.

También a ambos términos (el de potencia contratada y el de energía consumida) les afecta el impuesto sobre la electricidad que es una vía recaudatoria del gobierno y se calcula multiplicando la suma del coste de ambos por 1,05113 (a fecha del artículo) fijado por Ley. Esto, aunque lo cobra la compañía, acaba en las arcas públicas y la justificación del mismo es una delicia de la prosa: «Garantizar el consumo responsable de los recursos limitados ofrecidos por la naturaleza y para promover unas condiciones medioambientales que protejan la salud de las personas». Recuerdo aquella película de 1993 titulada “¿Por qué lo llaman «amor» cuando quieren decir «sexo»?” y me lleva a pensar que, esto, se podría titular ¿Por qué lo llaman «sostenibilidad» cuando quieren decir «recaudación»?

Para los contadores nos ofrecen la posibilidad de que podamos adquirirlos en propiedad (y la compañía de turno puede solicitarte revisiones y cotejamientos cuando lo estime oportuno) o en alquiler a razón de 0.81 €/mes para las unidades monofásicas digitales (a fecha del artículo).

¿Y queda algo? Claro que sí, el 21 % IVA. En España se ha optado por gravar la energía como un bien de consumo más mientras que en otros países como Reino Unido (5%), Italia (10%), Irlanda (13,5%), Francia (16,7%), Alemania (19%) o Austria (20%) han contemplado la realidad de considerarlo un bien básico (aunque hay otros como Suecia, Dinamarca o Países Bajos que incluso lo han subido hasta el 25% pero, claro, con un nivel de vida más alto que en nuestra piel de toro). 

Podríamos preguntarnos si, al menos, el gobierno de turno se preocupa de que las eléctricas hagan un esfuerzo  por usar cada vez energías más limpias y eliminar más eficientemente los residuos. La respuesta es que el esfuerzo, al final, también lo asume el usuario porque en torno al 19% de la factura se dedica a este menester (incentivos a las energías renovables, cogeneración y residuos) pero con un éxito más que cuestionable a juzgar por el origen de la energía que nos llega (puedes consultar aquí la previsión horaria).

Pero volviendo a cómo puede afectarnos tanto una subida instantánea de la energía volvamos a comentar algún aspecto de la función de la OMIE.

Hemos visto que se encarga de recoger las ofertas de los generadores energéticos para adecuar la compra a las necesidades de los consumidores. ¿Dónde está, entonces, el problema?
El problema lo encontramos en el mercado energético. Hay tres: el mercado diario, el intradiario y el de servicios complementarios.

En el mercado diario se presentan las ofertas por parte de los agentes distribuidores, comercializadores y consumidores calificados por períodos de 24 horas (23 o 25 en los días con cambio de hora), se realiza la casación partiendo de la oferta más barata hasta que se iguala con la demanda.

Puede ocurrir, empero, que la demanda oscile y haya que realizar ajustes. Estos se llevan a cabo en el mercado intradiario que comparte criterios de funcionamiento con el anterior. Ajustado el precio y cuantía de este mercado se establece el programa horario final que está recogido en el link anterior y donde puede verse las expectativas de contratación y consumo, el origen de la energía y las desviaciones hasta la curva de consumo real.

El último es un mercado que limita desequilibrios competitivos entre oferta y demanda y cuenta con mecanismos de regulación que complementan el Mercado de Producción.
Conocido el mercado veamos ahora cómo ponen precio al producto.
Establecidas las necesidades de consumo, cada eléctrica hace una oferta de cantidad y precio por su energía adjuntando su origen. A coste cero entran las nucleares (ya amortizadas) y las renovables. Luego, se incorporan de menor a mayor coste las centrales hidroeléctricas, las de gas de ciclo combinado y, por último, las que emplean carbón y gas. Pues bien, aquí viene el quid de la cuestión. El precio final para TODAS las centrales oferentes se corresponderá con el precio de LA MÁS CARA DE TODAS (las fósiles, por supuesto).

¿Hay truco? Es difícil pensar que no. Las estimaciones de consumo se obtienen de un historial bien conocido por las centrales generadores a lo que ayudan los nuevos contadores inteligentes que permiten conocer qué se consume en cada casa en cada minuto. ¿Podría ofertarse, en caso de contar con condiciones  meteorológicas óptimas, solo con la nuclear (amortizada) y las renovables? Parece más que probable pero… ¿por qué siempre, en todas las ofertas, aparecen siempre las de combustible fósil para cubrir según qué cuotas de reparto? Al final, cada día, estaremos pagando la energía al precio más caro posible.

¿Esto afecta a todo el mundo?  Depende del tipo de contrato que tengas.
Si has contratado en la modalidad Precio Voluntario Pequeño Consumidor (PVPC), el sustituto de la Tarifa de Último Recurso (TUR) tu tarifa reflejará las subidas y bajadas del coste energético a diario. A esta tarifa te habrán adscrito si a fecha 1 de julio de 2014 no habías solicitado el cambio al Mercado Libre.
En el Mercado Libre las tarifas se revisan, normalmente, con carácter trimestral y si se produce un cambio en el precio disponemos de 15 días para cambiarnos sin penalización. Aquí sí pueden realizarse ofertas pues se trata de un acuerdo entre compañía y usuario y se puede pactar una modalidad de pago fijo donde se acuerda un precio mensual con una permanencia de 11 meses y en el mes 12 se efectúa una factura de ajuste acorde a los precios de mercado o tarifas planas que se ajustan al perfil de consumo y que están exentas de las fluctuaciones de este volátil mercado (salvo cambio en la tarifa de peajes).


Créditos de imagen: https://bit.ly/2qChf1e

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estés o no de acuerdo conmigo, estoy seguro de que encontrarás la forma de comentar con respeto y buen talante.